Con la rendición de los españoles, la batalla representó el punto culminante de los 78 días de campaña liderados por Simón Bolívar.
Bajo el liderazgo de Simón Bolívar, el 7 de agosto de 1819 tuvo lugar la histórica batalla de Boyacá, un enfrentamiento trascendental que duró dos horas. En esta batalla, las fuerzas libertadoras vencieron a las tropas reales, lo que simbolizó el fin del dominio español sobre el territorio de lo que entonces era Nueva Granada. Este acontecimiento crucial marcó el inicio de la creación de la «Gran Colombia«.
El 7 de agosto de 1819, la colina cercana al puente de Boyacá, en El Tobal, se convirtió en el escenario de una batalla histórica que sellaría el destino de Colombia. A media mañana, el ejército libertador, liderado por Simón Bolívar, se había posicionado estratégicamente en la colina, mientras que el ejército realista apareció pasadas las doce del mediodía.
Hoy, en el primer año de Cambio y el aniversario de la Batalla de Boyacá #204, nos dirigimos hasta el Puente de Boyacá para celebrar los logros de estos primeros 365 días de Gobierno. #UnAñoDeLogros pic.twitter.com/K5eTdR1XVy
— Presidencia Colombia 🇨🇴 (@infopresidencia) August 7, 2023
El militar al mando de las fuerzas realistas ordenó una avanzada para asustar a los independentistas, permitiendo que el grueso de sus tropas cruzara el puente. Sin embargo, Bolívar no se amedrentó y aceleró la marcha de sus patriotas. En poco tiempo, las olas de valientes soldados cruzaron la colina, desafiando a los realistas.
Para las cuatro de la tarde, apenas dos horas después del inicio del enfrentamiento, los libertadores habían conseguido el triunfo. El saldo del enfrentamiento fue significativo: cerca de 1.600 prisioneros realistas y 66 independentistas muertos, según el Museo Nacional de Colombia. Según el ejército libertador, el 90% de la Tercera División del ejército realista fue aniquilada o capturada, incluyendo al general Barreiro, quien estaba al mando de la vanguardia.
Durante el combate, Bolívar demostró un liderazgo excepcional al estar presente en todos los puntos de acción. Dio órdenes precisas para inspirar el valor de las tropas y la habilidad de los jefes y oficiales. Su determinación fue fundamental para culminar exitosamente la obra que se había propuesto, como escribió el general Francisco de Paula Santander en sus escritos autobiográficos sobre la batalla.
El ejército libertador no tomó por sorpresa a los realistas, quienes estaban al tanto de la llegada de Bolívar. A pesar de una diferencia numérica mínima entre bandos (unos 2.700 realistas frente a unos 2.800 independentistas), ambos padecieron las mismas dificultades de lluvia, hambre y penurias. La clave del triunfo radicó en cómo cada ejército enfrentó estas condiciones adversas de manera distinta.
Los hombres bajo el mando de Barreiro mostraban poca lealtad hacia la Corona y enfrentaban dificultades para lograr sus objetivos militares debido a la alta deserción y la hostilidad de los pobladores. Por el contrario, los libertadores gozaban de alta moral y recibían apoyo de la población civil, quienes los acogían en sus casas, los alimentaban y les proporcionaban artículos esenciales como ropa y caballos, lo que resultó clave para su éxito.
