El Canal de Panamá se ve afectado por la sequía del lago Gatún, que requiere 190 millones de litros de agua dulce por barco. Como consecuencia, se reducen las plazas y se da prioridad a los buques regulares, mientras los petroleros exploran nuevas rutas.
El Canal de Panamá se enfrenta a nuevas restricciones con el fin de minimizar los efectos de la sequía, y esto está teniendo un impacto significativo en el mercado del petróleo. Las restricciones, que priorizan el comercio de otras cargas sobre el crudo, han llevado a que los grandes petroleros no puedan pasar por esta vía crucial de tránsito. La situación se agrava debido a los niveles históricamente bajos de agua en el lago Gatún, que abastece al Canal, y se espera que estas limitaciones persistan en el tiempo.
El Canal de Panamá requiere aproximadamente 190 millones de litros de agua dulce por barco para operar, pero con los niveles de agua en el lago Gatún en su punto más bajo en décadas, la Autoridad del Canal de Panamá anunció recortes adicionales en la cantidad de barcos que se permiten pasar diariamente. Desde noviembre, solo se permite el paso de 31 barcos, y se prevé que este número se reduzca a la mitad de la capacidad normal para febrero.
Estas restricciones afectan de manera particular a los barcos que operan bajo el sistema ‘tramp’, que son embarcaciones no regulares que transportan cargas homogéneas como granel, cereales, carbón, madera, cemento y, por supuesto, hidrocarburos. Estos barcos no tienen horarios fijos, ya que su destino y carga pueden cambiar de manera repentina, lo que es común en el caso de los petroleros.
Como resultado, los grandes petroleros se ven excluidos de este importante corredor de comercio. No poder transitar por el Canal de Panamá implica navegar miles de kilómetros adicionales, lo que conlleva costos significativamente mayores para las empresas del sector.
Las fechas de carga disponibles en el calendario del Canal de Panamá se están asignando a los portacontenedores, que tienen horarios de salida y destino predefinidos. Incluso las subastas que el Canal realiza para llenar los huecos disponibles no parecen ofrecer soluciones para los petroleros. Recientemente, un importante transportista de gas licuado pagó 2,85 millones de dólares para atravesar el Canal, pero incluso con el pago de sumas considerables, es incierto si habrá espacio para estos buques en medio de la prolongada sequía.
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