Su importancia radica en que captura CO2 de manera más rápida y eficaz que los bosques.

El carbono azul se encuentra alojado en gran cantidad en los ecosistemas marinos costeros como los manglares, pantanos, humedales y es indispensable para reducir el impacto de los gases de efecto invernadero.

Los científicos los llaman ‘pozos de carbono’ y su tarea es retener el CO2, incluso a un ritmo más acelerado que los propios bosques y lo pueden mantener incluso por millones de años, pues un manglar puede almacenar 10 veces más que centenares de árboles, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos.

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Sin embargo, los expertos de la Conservación Internacional afirman que desde 1940 se han perdido la mitad de los manglares del mundo y la mitad de los pastos marinos desde 1990, lo cual significa la liberación de CO2.

La destrucción de estos manglares es causada, en su gran mayoría, por la construcción de represas y estanques para el cultivo de peces y camarones, así como la contaminación. Por ello, los expertos recomiendan proteger y restaurar las zonas costeras, así como avanzar en las investigaciones sobre estas áreas.