Virtuales pero cercanos. Ya nos habíamos referido en estas páginas a la importancia que la virtualidad, el teletrabajo, el trabajo en casa (que son distintos) y las clases digitales tienen en esta época de covid-19.
Retomamos hoy este tema porque el año 2021 seguirá, como se ven las cosas, en la tónica de evitar la presencialidad en los salones de clases, en las oficinas y en algunos escenarios que incluyen hasta las casas familiares.
Dijimos en aquella ocasión que la virtualidad no puede centrarse en solo hacer videollamadas o utilizar plataformas para echar discursos. Que las condiciones laborales de muchas personas no pueden desmejorar por cuenta de una digitalización de su trabajo mal entendida y que no puede ser que estudiantes y trabajadores vean opacada su vida por cuenta de unas herramientas que en muchas ocasiones no se han podido utilizar bien.
En ese sentido, es urgente que se adopten todas las medidas pertinentes para que lo virtual no nos aleje sino que, por el contrario, nos acerque aún más. Y también es perentorio que se adapten esas herramientas virtuales para que sean agradables, accesibles y placenteras a la hora de trabajar o de estudiar.
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Un aula virtual no es un chat. Una oficina virtual no es una plataforma fría que termina siendo una oda al aburrimiento y al tedio. Los encargados de diseñar esas plataformas deben tener en cuenta que hay que brindar a todos los instrumentos para que se sientan lo más cómodos posible y de que en realidad encuentren en dichos espacios tecnológicos un ambiente propicio para la productividad.
El Ministerio de Trabajo ya ha hecho algunas propuestas encaminadas a regular el teletrabajo y el trabajo en casa y, por su parte, el Ministerio de Educación ha aportado también algunas recomendaciones para que las clases virtuales se lleven a cabo de la mejor manera.
En todo caso, es bueno insistir en ciertos aspectos que quizás podrían también aportar para el debate. No estaría mal recordar, por ejemplo, que hay que respetar los horarios laborales, que hay que poner límites a los trabajos diarios y que tanto empleadores como profesores deben comprender que quienes hacen labores en casa no pueden estar disponibles todo el tiempo ni a toda hora.
Del mismo modo, es clave recordar que los estudiantes de cualquier nivel, primario, secundario o universitario, tienen derecho a descansar y que de ninguna manera la virtualidad debe ser la excusa para atiborrarlos de trabajos. Hay que pensar bien cuáles son los objetivos que se desean alcanzar con ellos.
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Para finalizar, es muy importante que se tenga en cuenta que por más lejos que estemos unos de otros, la cercanía se puede sentir cuando hay calidez, amabilidad y respeto entre quienes participan en un aula o en una oficina virtual. Y cuando hay, obviamente, la disposición para cumplir las metas propuestas que, claro, deben ser claras desde el comienzo. Ojalá estemos más cerca este años así sea en forma virtual.
Por
Mauricio Galindo Santofimio
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