Camila Úsuga Vásquez estuvo presa más de un año, es una mujer trans víctima de un falso positivo que fue confundida por una sanguinaria excombatiente de las Farc
Un 4 de noviembre de 2000, comenzó lo que sería la peor pesadilla de Camila, quien en ese entonces, era habitante del municipio de Dabeiba en Antioquia donde cursaba séptimo grado. Todo ocurrió en la mañana, agentes del CTI y miembros de la Policía y el Ejército comenzaron a ingresar a su vivienda por el techo y la puerta principal del hogar en el que vivía con sus padres, allí, fue esposada en frente de su mamá para luego ser escoltada y llevada frente a la mirada de sus amigos y vecinos a la cancha del pueblo donde era esperada por un helicóptero que la trasladaría a Medellín, donde quedaría presa.
Asesinar con un AK-47 a dos policías y 17 soldados en el parque principal de Dabeiba, además de ser la responsable del derribamiento de un helicóptero en el que iban 15 soldados a bordo eran los cargos por los que Camila estaba siendo detenida, pues creían que era Elda Neyis Mosquera, alias Karina, una de las excombatientes de los frentes 9 y 47 de las Farc.
Sin embargo, habían detalles que las autoridades ignoraban: Karina es una mujer, afro y con una de sus vistas mala; Camila, una mujer trans, blanca y en ese entonces con el cabello muy largo. «Somos muy diferentes la una de la otra, ellos simplemente por falso positivo dijeron cojamos a esta y ya», expresó Camila.
Estando presa y con muy pocas esperanzas de salir libre de aquella injusticia, tomó clases de peluquería que le ayudaron a subsistir dentro de la prisión, convirtiéndose en la estilista de los presos y de este modo, conseguía dinero para sus implementos de salud personal. Camila vio fin a su infierno cuando el 25 de enero de 2002, fue liberada tras varias citaciones judiciales y gracias a tres abogados de oficio.
Pero esta no sería la primera vez que Camila fue víctima del estado y de la violencia del país, ya que su hermano mayor fue asesinado por las Farc siete meses antes haber sido capturada; su hermana Karen, a los 12 años, quedó en medio de una balacera del Ejército y las Farc, cuando se transportaba en un bus de Mutatá a Dabeiba, donde recibió dos impactos de bala en la clavícula y su hermano menor, Juan, fue reclutado por las Farc, en 2001 y hoy continúa reportado como persona desaparecida.
Hoy en día y después de haber estado presa en la cárcel Bellavista, Camila tiene un rol activo en la comunidad del Pueblo de Granizal donde es voluntaria en la defensoría del pueblo y tiene un colectivo llamado Las Mariposas en pro de la comunidad LGBTI. Aún trabaja como estilista pero sueña con estudiar Derecho y se percibe a si misma como una mujer fuerte y empoderada que trabaja por la población LGBTI, las víctimas del conflicto armado, los adultos mayores, las personas discapacitadas, los indígenas y los afros.
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