Dos de los militares se arrodillaron junto con ella, los demás permanecieron despiadadamente frente a ella sin hacer nada
Una monja llamada Ann Rose Un Tawng estuvo presente en las manifestaciones en Myanmar, en la ciudad de Myitkyina (Birmania) desatadas por el golpe de Estado y se arrodilló para pedir a los militares que no dispararan porque había niños allí.
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De acuerdo con sus propias declaraciones, estuvo «rogándoles que no dispararan ni torturaran a los niños, pero que me dispararan y mataran a mí en su lugar», en medio de las marchas contra la dictadura militar.
El medio local Myitkyina News Journal publicó imágenes en las cuales se puede ver a la monja de 45 años arrodillada en frente de los militares y dos de ellos se arrodillaron también en señal de respeto por su petición.
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Sin embargo, otros se quedaron de pie y con actitud indiferente escuchaban las súplicas de la religiosa. «Levanté las manos en señal de perdón… La policía los perseguía para arrestarlos y yo estaba preocupada por ellos», relató la monja a AFP.
Y agregó, «los niños entraron en pánico y corrieron hacia el frente… No podía hacer nada, pero estaba orando para que Dios salvara y ayudara a los niños. Sentí que el mundo se estaba derrumbando. Estoy muy triste por lo que pasó mientras les rogaba».
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Pese a la dolorosa petición de la monja, se confirmó que horas después los policías abrieron fuego en contra de los manifestantes y dos personas murieron por estos impactos de bala. Cabe mencionar que esta no es la primera vez que la religiosa se enfrenta a los policías, pues el pasado 28 de febrero ya les había pedido clemencia en las manifestaciones.