Por: Observador24
Escuché a un gran amigo decir que el que no fue revolucionario a los 20 no pasó por la universidad, el que lo sigue siendo a los 30 está fuera de lugar, pero el que aún lo es a los 40 está perdido en la vida. Buena reflexión para describir la disparidad de conceptos e ideales que mueven a diario la opinión en Colombia.
Es evidente que los representantes de la política tradicional, o la derecha como muchos la llaman, hacen grandes méritos para ser odiados por la sociedad. Tienen una torpeza política e ideológica lamentable, con una corrupción desbordada, una falta de autoanálisis que raya en la idiotez. Y una seguridad casi absoluta de que todo seguirá como siempre bajo el control de una clase dirigente ungida para gobernar, con las mismas recetas gastadas del pasado y rehuyendo las reformas inaplazables.
Considero que es bienvenida la discusión con argumentos lógicos, el disenso con cifras datos y hechos, la dialéctica sin ofender y la crítica constructiva. Pero, lamentablemente, nuestro país ha caído en el extremismo ideológico de una izquierda revanchista y retrograda que todo lo hecho por el gobierno le resulta malo. Por momentos, pareciera que le gustaría mas el fracaso del país para aprovechar el momento y en medio del caos entrar como la formula salvadora de la patria, con las peores consecuencias.
Es lamentable y dan ganas de llorar cuando vemos la calidad de la izquierda latinoamericana, todos patrocinados y aupados por Cuba con su modelo de remedo electoral. Para perpetuar a los Castro y su séquito en el poder bajo un solo partido, ideología, credo y forma de vida paupérrima que niega la libertad de expresión, los avances del mundo moderno y todas las libertades de una sociedad civilizada.
Panorama mundial
Buen alumno y modelo ejemplar, con todas sus tragedias un poco aumentadas, resultó nuestro vecino Venezuela y su socialismos del siglo 21, del que conocemos bastante bien su aplastante tragedia. Le siguen Argentina que hace cola para pelearse el puesto de desdichas, Nicaragua ya más que presidente tiene dictador vitalicio, Bolivia que se negó a perpetrar a Evo como rey perpetuo.
Y podríamos seguir la lista de dirigentes de la izquierda que suben al poder con el buen discurso de acabar la pobreza, derrotar la corrupción, redistribuir el ingreso y traer un futuro prometedor para sus pueblos terminando en todo lo opuesto con dictaduras instauradas que son un cáncer de la sociedad.
La izquierda no ha funcionado en ninguna parte del mundo como medio para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos y, algunos podrían decir que China es una nación prospera y tienen algo de razón pero, ¿a qué costo? Y más que un país comunista es una dictadura moderna que toma lo peor de los dos mundos, las grandes virtudes del capitalismo para producir en masa, exportar al mundo y el total control del aparato estatal para oprimir y restringir todos los derechos humanos al mejor estilo comunistoide para mantener un control absoluto de su población con la total anulación de las libertades de expresión, asociación y libertad de pensamiento.
Lo ideal…
Ya tuviera Colombia una izquierda progresista que respetara la importancia de la propiedad privada, la equitativa distribución de la riqueza, el fortalecimiento de la empresa como generadora de progreso y trabajo digno para toda la sociedad, la productividad, el fomento de la educación universal con compromiso y aporte de todos los sectores. La promoción del trabajo y esfuerzo común para salir de la pobreza y no el asistencialismo y fomento del Estado benefactor que debe regalar todo para mantener a una gran minoría de nuevos individuos que pretenden ser mantenidos por el Estado solo por el hecho de existir; que module el poder de grandes grupos económicos y genere mejores oportunidades para todos los niveles de la población y ofrezca oportunidades equitativas a todo el que quiera surgir, trabajar y progresar con igualdad de condiciones en un país mas justo, igualitario y productivo.
Lo que tenemos
Es evidente que el aparato del Estado está cooptado por una pequeña casta de millonarios: dueños de los medios de comunicación, la banca, las concesiones y los mejores negocios que tiene el país para pagar los favores de las campañas.
Es triste y hostigante saber que ese pequeño club de privilegiados debería abrir el horizonte en compañía de su grupo de políticos serviles para que muchos negocios, concesiones, explotación minera y toda la gran riqueza de Colombia estuviera mejor distribuida; con más equidad e igualdad de condiciones para la gran mayoría de colombianos. Donde todavía vemos imágenes de indígenas muriendo de hambre en La Guajira o en el Putumayo, cuando la riqueza es tal que debería estar mejor distribuida.
Es una realidad la inequidad en Colombia, pero es una mayor el miedo a esta izquierda retrograda, manejada por exguerrilleros revanchistas. Que asusta y deja la sensación de que en algún momento podremos caer en sus redes. Con el espejo que tenemos de Cuba, Venezuela y miles de vecinos hermanos empobrecidos y errantes por el mundo.
Entonces…
Es hora de encontrar nuevos dirigentes, mejor preparados, nuevos liderazgos que entiendan las diferencias y necesidades de la sociedad. Pero que respeten el orden jurídico, democrático e institucional del Colombia, que controlen los excesos de los ultra millonarios colombianos y hagan una mejor distribución de la riqueza. Sin embargo, que no entreguen al país a la degradación de la izquierda recalcitrante de Cuba con su izquierda deshumanizante.
Una nueva generación de dirigentes preparados, alejados de las castas políticas y económicas tradicionales, deben arrebatarle el discurso asistencialista y vengativo a la izquierda procubana. Para enfrentar los grandes cambios que necesita Colombia desde la óptica privada, con sentido social, productiva y virtuosa.
Si los ultra ricos y los políticos que manejan este país tuvieran un poco de sensatez. Para tratar de alejar a Colombia de la izquierda embaucadora cubana y asustadora. Que ahuyenta la inversión y genera temor hasta al pequeño propietario, acordarían hacer una mejor distribución de la riqueza desde lo privado.
Lo que funcionaría
Sugiero que Ecopetrol entregue un 10 por ciento de sus acciones a sus empleados, sindicatos y aliados de la industria petrolera, que la ETB y similares paguen a sus empleados los grandes beneficios extras conseguidos por sus sindicatos con acciones, que las concesionarias del aseo tengan un componente grande de accionistas minoritarios y unos empresarios que podrían manejar la mayoría para tener el control y estabilidad de la empresa.
Si el Estado invierte un dinero en Avianca pero no mantiene ningún préstamo ni propiedad de esa empresa. Sino que lo convierte en acciones para los empleados de la aerolínea sería la jugada perfecta para promover todo el entorno de inversión, productividad y ambiente de progreso. Que las grandes concesiones mineras tengan un gran porcentaje accionario en manos de los habitantes de la regiones donde operan. Que existan cooperativas de desarrollo rural con obligación de producir la tierra y no para solo invadir terrenos y mantenerlos improductivos.
Para todo esto y con buenas normas se podría resucitar la bolsa de valores de Colombia que cada vez tiene menos empresas registradas. Y parece más condenada a cerrar que a atraer a nuevas compañías interesadas en cotizar en el mercado accionario del país. Si cualquier concesión que se entregue en Colombia tiene la obligación de tener un porcentaje del 40 por ciento entre el público y los empleados, estuviera todo mas diversificado y este sería otro país, incluyente, productivo y virtuoso.
Hay una gran cantidad de empresas públicas improductivas y mal manejadas por el Estado que estarían en mejores manos privadas. Con un alto porcentaje obligatorio de la propiedad en manos de los empleados, sindicatos y el público en general. El peor error de Chávez en Venezuela fue expropiar y acabar el empresariado. La fórmula, entonces, es promover y fomentar el emprendimiento a todos los niveles con un contenido y orientación mas social.
Termino por decir que alguna vez tiré piedra y cuestioné todo en el Estado, no tenía qué perder. Pero un interlocutor con más años y experiencia me dijo: cuando sea dueño de algo hablamos y hoy recuerdo que tenía toda la razón. ¿Ustedes qué opinan?
