La aerolínea del viejo continente que debutó en este particular es la Smartwings, que junto con el aeropuerto Litszt Ferenc de Budapest, organizaron tres vuelos panorámicos por el oeste de Hungría

 

La particular moda de tomar vuelos a ninguna parte, tendencia de gran popularidad en el Medio Oriente y en Oceanía, llegó a Europa.

La aerolínea del viejo continente que debutó en este particular es la Smartwings, que junto con el aeropuerto Litszt Ferenc de Budapest, organizaron tres vuelos panorámicos por el oeste de Hungría.

Vuelos a ninguna parte

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Los viajes se organizaron el pasado domingo 25 de octubre, y todos fueron operados por una misma aeronave, un Boeing 737-800 que hizo tres vuelos con punto de partida y llegada el aeropuerto de la capital húngara.

En poco menos de una hora los pasajeros pudieron ver los paisajes de las campiñas y valles de Hungría, desde el perfil urbano de Budapest a las regiones de la cuenca del Danubio, así como las siluetas del lago Banaton y los montes Bakony, en la región de Transdanubia.

El avión piloteado por Gábor Szakács tuvo que volar a unos 5.300 metros, la mitad de la altura crucero de los vuelos domésticos, para que los viajeros pudieran ver con más detalle el paisaje que se desplegaba bajo sus pies.

Sin embargo el comandante de estos viajes a ninguna parte tuvo que variar ligeramente el rumbo programado porque varios tramos de la ruta estaban cubierto de gruesas nubes.

A diferencia de los vuelos en las aerolíneas asiáticas, este viaje fue bastante frugal. Tras el paseo por el aire los pasajeros realizaron una visita de una hora y media por las instalaciones del aeropuerto húngaro y el museo de la aviación Aeropark.

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El billete para esta experiencia turística costaba desde 95 euros por un asiento en la ventanilla hasta 68 euros por una plaza en las filas del medio y el pasillo.

El éxito de la convocatoria, con todas las plazas vendidas, entusiasmó a Smartwings con organizar nuevos vuelos en un corto plazo, aunque todavía no se barajaron fechas.

La moda de los vuelos a ninguna parte, aunque en realidad se trata de vuelos panorámicos, comenzó como una necesidad de las aerolíneas de mantener a su tripulación en activo y, de paso, obtener algunos ingresos extras.

Una de las pioneras de los vuelos a ninguna parte fue All Nippon Airways, con viajes en sus A380 pintados como tortugas voladoras.

Le siguieron las taiwanesas Eva Airways y Starlux, y la moda prendió en Oceanía. En Australia Qantas organizó el vuelo más largo, de unas siete horas, por la mitad este del gigantesco país. Los billetes de esta experiencia se agotaron en media hora.

Fiji Airways también lanzó sus vuelos circulares en un A350 para festejar el 50º aniversario de la independencia del país insular, y la aerolínea Royal Brunei Airlines organizó viajes de una hora y media por el pequeño país del Sudeste Asiático y las islas de Indonesia.

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Singapore Airlines intentó hacer vuelos a ninguna parte, más lujosos que el resto, pero la oposición de los grupos ambientalistas le llevó a desechar la idea.

Al final terminó montando una experiencia gastronómica en un A380, con un éxito tan grande que la repitieron a las pocas semanas.

Con información de Tendencias Hoy