En el Día Mundial de la Televisión, exploramos su evolución y relevancia en la era digital. A pesar del auge de Internet, la TV sigue siendo fundamental para la información y el entretenimiento familiar.
Este martes 21 de noviembre, se conmemora el Día Mundial de la Televisión, una iniciativa promovida por Naciones Unidas desde 1996 con el propósito de destacar la importancia de la televisión responsable como un medio clave para la transmisión de mensajes públicos.
Desde sus primeros balbuceos en la década de 1920 hasta convertirse en el omnipresente fenómeno multimedia, la historia de la televisión ha sido un viaje fascinante. Marcada por hitos como la primera transmisión televisiva en blanco y negro en 1928 y la introducción de la televisión a color en los años 50, este medio ha experimentado una constante evolución.
La llegada de la televisión por cable en los años 70 y la revolución digital de los 90 han ampliado significativamente su alcance. A lo largo de décadas, la televisión ha pasado de ser una innovación tecnológica a un poderoso narrador de historias, desempeñando un papel central en la vida cotidiana de millones de personas en todo el mundo. Su historia es un reflejo de la rápida transformación de la tecnología y la sociedad moderna.
La televisión es una plataforma única que tiene el poder de acabar con los estereotipos, el racismo y promover la inclusión de minorías.
El en #DíaDeLaTelevisión, y siempre, #CombateElRacismo para un mundo más inclusivo. https://t.co/jwzhqvzpnH pic.twitter.com/nPToCkoDY1
— Naciones Unidas (@ONU_es) November 21, 2023
Aunque en la actualidad Internet es el medio de comunicación preeminente, es innegable el papel evolutivo que ha desempeñado en la televisión, dotándola de nuevas herramientas y recursos. Lejos de ser reemplazada, la televisión se ha potenciado gracias a elementos como la radio y las transmisiones en vivo.
La televisión se presenta como una opción invaluable para compartir tiempo en familia, especialmente en días de climas extremos que dificultan la realización de actividades al aire libre. Sin embargo, es crucial diferenciar entre su uso ocasional y el peligro de convertirla en un entretenimiento diario para los más pequeños, donde la falta de control parental puede exponerlos a contenidos inapropiados.
Los medios televisivos reconocen la importancia de regular el contenido audiovisual, estableciendo horarios de difusión y restricciones de edad. La emisión de contenidos que afecten el desarrollo de los menores, especialmente aquellos con escenas de violencia o sexualidad.
En el caso de la televisión abierta, se impone un horario de protección general, durante el cual no se pueden transmitir contenidos perjudiciales para menores de 18 años. Los medios también están obligados a emitir advertencias visuales y sonoras, indicando la edad recomendada.
Sin embargo, el desafío surge en las plataformas digitales, donde los menores pueden falsificar su edad y acceder a contenido inapropiado. Es aquí donde la responsabilidad de los padres adquiere un papel crucial: compartir el tiempo de visualización con su hijo, establecer claves parentales, fijar horarios de uso y evitar la presencia de televisores en las habitaciones son medidas esenciales.
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