Estas bombas creadas en Ucrania, contienen explosivos en un cilindro central relleno de fragmentos metálicos. Al explotar, se dispersan estos fragmentos causando daños.

Después de 17 meses desde la invasión rusa en Ucrania, las municiones del ejército ucraniano se han agotado. En respuesta, surgió una industria armamentística improvisada para abastecer a los soldados en su enfrentamiento contra las tropas de Vladimir Putin. Hace aproximadamente tres meses, un fabricante aficionado de armas en Kiev, apodado ‘Lyosha‘, colaboró con otras personas para crear una alternativa a las granadas de mano.

En específico, se refiere a una bomba antipersona de 800 gramos denominada ‘Zaychyk‘ o ‘Conejo‘, que emplea la tecnología de impresión 3D para crear la carcasa del dispositivo. Posteriormente, se carga con C4 y fragmentos de acero como metralla.

La producción dirigida por Lyosha produce alrededor de 1.000 envolturas de plástico, las cuales se utilizan para cubrir las llamadas ‘bombas de caramelo’. No obstante, los oficiales ucranianos están solicitando un aumento en la producción, con la meta de alcanzar 1.500 unidades diarias.

Por otro lado, un grupo denominado Ejército Druk ha logrado fabricar más de 30.000 de estas envolturas para las ‘bombas de caramelo’ a lo largo de los últimos cuatro meses. Bajo la dirección de ‘Swat’, este equipo sostiene que la velocidad de producción sigue en constante crecimiento.

Diseñadas para eliminar infantería, estas bombas creadas en Ucrania, cuentan con un cilindro central donde se colocan explosivos, relleno de fragmentos de metal. Al detonar, estos fragmentos se dispersan causando daños significativos. Anteriormente, algunas bombas utilizaban clavos como metralla, pero el calor las afectaba. En la región de Donetsk, parcialmente ocupada por fuerzas rusas, se reporta que las bombas de caramelo de cinco kilos pueden ser mortales para la infantería en un radio de 20 metros.