Según lo indicado en la llamada en la que fue baleado en Bogotá, Hernán Franco habría identificado a la persona a quien responsabilizaba por su trágica muerte.
Las inmediaciones al parque de la 93, ubicado en el norte de Bogotá, fue el escenario de un trágico asesinato que ha conmocionado a la opinión pública y ha puesto de manifiesto la complejidad de las relaciones en el mundo empresarial de la ciudad. Hernán Roberto Franco, un respetado auditor, fue baleado mientras se disponía a ingresar a su oficina, víctima de tres disparos propinados por un sicario que le arrebató la vida de manera repentina y violenta.
Sin embargo, lo que hace aún más impactante este crimen es el testimonio de un testigo presencial que estuvo presente en los últimos momentos de Franco. Según este relato, el auditor, a pesar de estar herido de muerte, logró comunicar el nombre de quien, según él, era el responsable de su asesinato: Jonathan Romero. Estas palabras, repetidas con insistencia antes de su trágico fallecimiento en la Clínica del Country, han desatado una serie de interrogantes y han puesto el foco de atención en este personaje.
Jonathan Romero, gerente de la empresa familiar El Arrozal, ha sido señalado por varios testigos como la persona detrás de una serie de amenazas y conflictos con Hernán Franco. Según los relatos recabados, Franco había denunciado en múltiples ocasiones haber sido amenazado por Romero, especialmente después de un incidente relacionado con irregularidades financieras detectadas en una auditoría realizada a la empresa.
El día anterior al fatal suceso, Hernán Franco habría expresado a un testigo su preocupación y estrés debido a las amenazas de Jonathan Romero. Esta reunión, en la que discutieron la situación complicada que vivía Franco y la posibilidad de conciliar, fue el preámbulo de una tragedia que aún deja muchas incógnitas sin resolver.
Según fuentes cercanas a la investigación, Jonathan Romero habría sido el centro de las irregularidades detectadas en el informe de auditoría que se entregaría el día del crimen. Se le responsabiliza de malos manejos financieros, discrepancias en el pago de impuestos, facturas y relaciones con proveedores, aspectos que habrían generado tensiones y conflictos en el entorno empresarial de El Arrozal y Tiendas El Líder.
Sin embargo, Romero ha negado cualquier implicación en el asesinato de Hernán Franco. En su declaración ante la Fiscalía General de la Nación, el gerente aseguró que su relación con el auditor era cordial, a pesar de algunas discusiones esporádicas, y que nunca hubo amenazas de su parte hacia Franco.
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