La artritis es una enfermedad inflamatoria crónica de origen autoinmune que afecta principalmente las articulaciones.
Aunque la pandemia de COVID-19 ha terminado, las repercusiones de la infección por el virus SARS-CoV-2, que provoca la enfermedad, están siendo exhaustivamente documentadas en estudios poblacionales. Un ejemplo reciente es el estudio llevado a cabo por el Centro de Investigación e Innovación en Salud (CIISA) de COOSALUD EPS, en el que se analizó la incidencia y las tasas de artritis, incluyendo la variante reumatoide, en 3’335,084 de individuos durante el período de pandemia.
Este estudio apoya la presencia de una mayor incidencia de artritis inflamatoria, incluida la Artritis Reumatoide, después de la COVID-19. El mayor aumento se produjo antes del primer año posterior a la COVID-19. Las mujeres de cincuenta años eran más susceptibles. #RotReuma https://t.co/cSvhnWFGqi
— Carlo V. Caballero (@carvicab) August 23, 2023
La incidencia es un valor que indica el porcentaje de individuos en una población que desarrolla una enfermedad en un período determinado. En este contexto, se refiere a los nuevos casos de la artritis, que surgen en una población que inicialmente no la tenía. La tasa de incidencia se calcula dividiendo el número de nuevos casos que se presentan durante un período de seguimiento entre la suma de todos los períodos de observación de las personas estudiadas. Básicamente, la tasa de incidencia refleja la velocidad a la que ocurre un evento específico en la población.
Este estudio realizado en Colombia también consideró la influencia de la edad, el género y el estado de vacunación contra la COVID-19 en el desarrollo de la enfermedad. Además, se llevó a cabo un análisis bioinformático para evaluar la similitud entre el SARS-CoV-2 y las proteínas propias (autoantígenos) relacionadas con la artritis reumatoide.
Los resultados revelaron que durante la pandemia, las tasas de incidencia de artritis, incluyendo la variante reumatoide, se duplicaron. El estudio también señaló que las mujeres, especialmente en la sexta década de vida, tenían un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad inflamatoria poscovid en comparación con los hombres.
La mayoría de los casos de artritis poscovid se presentaron en el primer año después del diagnóstico de COVID-19. Aunque la vacunación redujo el riesgo de artritis, esta disminución no resultó estadísticamente significativa.
El estudio, divulgado en Autoimmunity Reviews, valida la conexión entre la infección por SARS-CoV-2 y el surgimiento de enfermedades autoinmunes, en específico la artritis reumatoide.