En el barrio San Rafael, en Bogotá, una casa alberga a estos animales en condiciones de salubridad cuestionables, lo que llevará a una intervención por parte de las autoridades a la familia.
En el corazón del barrio San Rafael, ubicado en la localidad de San Cristóbal, al sur de Bogotá, se ha desatado un insólito acontecimiento que ha llamado la atención de la comunidad y las autoridades locales. Una familia, cuyo sustento depende de la producción de leche y queso, ha abierto las puertas de su casa a 29 vacas, convirtiendo su hogar en un escenario inusual donde la vida humana y la animal se entrelazan de forma peculiar.
Domingo López, propietario de este singular rebaño, defiende su decisión explicando que la seguridad de los animales es su principal preocupación. «Las repartimos en tres sitios dentro de la casa y allí duermen tranquilas durante la noche. Fuera, lamentablemente, corren el riesgo de ser robadas«, afirma López.
Sin embargo, esta convivencia ha levantado preocupaciones entre las autoridades de protección animal. Juan Pablo Olmos, gerente de Protección Animal de San Cristóbal, ha señalado que las vacas se encontraron en condiciones higiénicas y de bienestar precarias, viviendo entre sus propias heces fecales.
Ante esta situación, se ha iniciado un proceso de restitución de los animales, argumentando que su permanencia en un entorno doméstico no es apropiada ni legal. Cuatro de las vacas han sido trasladadas debido a problemas de salud, mientras que las restantes deberán ser reubicadas o vendidas dentro de un plazo establecido por la ley.
El conflicto ha llevado a negociaciones entre las autoridades y la familia López en Bogotá, quienes tienen un mes para encontrar una solución que no perjudique su sustento económico. Mientras tanto, las vacas y la familia compartirán los espacios de la casa, en una situación que se espera sea temporal hasta encontrar una salida a este peculiar desafío.