La inteligencia del ser humano puede aún no haberse reemplazado del todo, pues son numerosas las causas por las cuales un bot con las nuevas características puede llegar a parecer irracional o “tonto”.
Sobre la inteligencia artificial y el desarrollo de los chatbots, el diario The New York Times realizó una serie de análisis que podrían conducir a los motivos por los cuales aún no debemos «fiarnos» tanto de estas herramientas.
Tanto Microsoft como Google en sus respectivas creaciones de estos ejemplares, han demostrado tener aún oportunidades de mejora. A pesar de que cada uno goza de ciertos rasgos diferenciales del otro, la eficacia de su inteligencia artificial es, al día de hoy, discutible.
El chatbot no es un ser viviente
A pesar de que lo pareciera, no es un ser vivo y ha sido ideado, en el caso de Bing (Microsoft), como una red neuronal capaz de identificar patrones para recrear o identificar la configuración de la mayoría de cosas: fotografías, animales, rostros, etc. Con datos proporcionados, no hace otra cosa que identificar respuestas a lo que recibe desde el ordenador.
Es a través de estas redes neuronales que se construyen los chatbots de la inteligencia artificial, cuya base está cimentada sobre años de estudio y recogimiento de datos e información de sitios como Wikipedia, Blogs y estudios y artículos académicos, científicos y demás, almacenados en la web. Por esto tiene la capacidad de responder a consultas ‘sencillas’.
Sin embargo, el motivo por el cual suelen equivocarse y no son 100% confiables, refiere el estudio, está explícito en la cantidad de contenido «basura» que puede haber en la Internet. Estos chatbots se desenvuelven en un resumen de información de Internet que, a ciencia cierta, puede no ser real ni fidedigna.
ChatGPT, the new chatbot from openAI, is astonishing. So far every Q I’ve asked it has come back with smart, solid answers. Turing test, look out! pic.twitter.com/Obiw7mvQC2
— Chris Anderson (@TEDchris) December 1, 2022
Por ejemplo: Por arte de magia se establece que los automóviles Ferrari suelen ser de otros colores, pero su tonalidad principal es roja. Es un hecho verídico; pero, si por algún motivo, la información en Internet es modificada al punto en el cual se considere que el color principal no será el rojo sino el verde a partir de una malinterpretación, hackeo o viralización de algo que de fondo puede ser erróneo, la inteligencia artificial nos dirá que la tonalidad insignia de Ferrari es verde. El problema se agudiza cuando realizamos la misma consulta dos veces.
Estos desarrollos tienen otra peculiaridad, y es que cuentan con un margen de error creado a partir de ideas de sus creadores sobre la «sensibilidad» que puedan tener. Casi que «obligándolos» a sentir y expresarse como humanos. Aún, ante situaciones de complejidad y conversaciones subidas de tono o, en su defecto, «confusas» para la máquina pero claras para nosotros como individuos pensantes, puede arrojar respuestas irrelevantes y sin sentido.
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